sábado, 5 de noviembre de 2016

TEMA XIII: EL ARTE DE ESCRIBIR

Desde el momento en que el hombre escribe y expresa sus pensamientos en forma comprensible a los demás, se cumple el fin del lenguaje «transmitir lo pensado a lo escrito. El uso del lenguaje es un fenómeno complejo en el cual, si fácil no es hablar, tampoco lo es escribir con corrección.

Todos se han encontrado alguna vez con el problema de descifrar algo escrito por quien ignora lo más elemental del arte de escribir, y se puede decir que no es por lo que escribe sino por el cómo lo escribe. El pensamiento más sencillo resulta ininteligible en ciertas ocasiones. El estilo de la escritura añade precisión, elegancia, claridad y armonía al texto que se expone.

Toda persona necesita expresar sus pensamientos de forma escrita con corrección y elegancia. Es preciso emborronar muchas cuartillas, tachar y corregir constantemente, la habilidad se adquiere a fuerza de tropezar con las dificultades. Algo de este arte no se aprende; mucho depende del empeño y el trabajo. Este arte lleva consigo la virtud de la paciencia. Cada uno podrá crear un estilo propio para expresar sus ideas y pensamientos.
Todo escritor debe procurar ver en sí mismo la revelación a perpetuidad de su persona y obra. Quien escribe sólo con palabras es como el que construye exclusivamente con ladrillos; si se desea decorar y embellecer el edificio se han de utilizar también las esculturas y las tallas.

En los escritos deberán no sólo estar presentes frases hechas, sino pensamientos e ideas que contribuyan a engrandecer nuestras aseveraciones y nuestra autoridad en la escritura. Un académico no está excepto de estas exigencias porque el arte de escribir también está presente en los trabajos científicos. La ciencia precisa de conocimientos rigurosos, objetivos y receptivos a la crítica.

En el lenguaje científico las frases deberán ser exactas y claras, porque las largas fatigan el espíritu, distraen la atención y terminan por apartar la visión del objetivo principal. El dominio de la expresión escrita y la formación académica sólida es difícil; aunque muchas personas poseen una considerable experiencia acumulada.

 Aprender a utilizar nuestra lengua nos obliga a estudiar sus infinitos recursos para huir de la monotonía y pobreza de vocabulario. La gramática es el primer libro que toma en las manos quien se propone estudiar la lengua, llegará sin dudas a convertirse en un compañero inseparable de aquel que nunca pierde de vista el ánimo de perfeccionarse en ella.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario